¿Quién mató a la muerte
que no dejó rastro?
¿Quién recogerá la triste alma
del fúnebre sabio?
Matar a la muerte es más
que matar a un villano.
Es manchar manos de un tinte ensangrentado.
Callar y huir sería más fácil
que hablar y liquidar al que carga ánimas y no cesa.
Quitar la vida al que siembra el pánico,
quitar la vida al pánico
es quitarle la vida a un sabio.
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