La cueva. Tamara Aston Falcón 2ºE

Andrés, Lola y Noah se disponían a entrar en aquella oscura y tenebrosa cueva. 


-Mejor…. entra Lola primero, ella es más valiente que nosotros. -Dijo Andrés. con voz nerviosa.


Lola, se ató su pelo rubio en una coleta y entro sin pensarlo a la cueva. 


-¡Chicos! Aquí no hay nad…. ¡Ah!.


Andrés y Noah al oír los gritos de Lola se abrazaron fuertemente. Luego, oyeron susurros, primero de la niña y después susurros muy agudos, como de… ¿duendes?


-¡Lola! ¿Qué pasa ahí dentro?. -Pregunta Noah.


-¡No se lo van a creer! ¡Vengan!


Los dos chicos se miraron y después de unos segundos decidieron entrar.  


Una vez dentro, como había dicho Lola, no se creyeron lo que estaban viendo.

 ¡Había una familia de gnomos de jardín viviendo dentro de la cueva!


-Este es el rey Salomón.- Explica Lola.


-Hola amigos, llevamos viviendo aquí miles de años. Nuestra vida en los jardines era muy desfavorable, todo el día al sol, sin poder movernos… Aquí somos felices y nadie nos había encontrado hasta hoy… Por eso les pido que por favor no digan nada acerca de nuestro paradero.


Noah se agacha hacia el pequeño hombrecito de cerámica.


-Tranquilo, somos una tumba. 


Aquella tarde los tres niños la pasaron con sus nuevos amigos. Los gnomos les contaron historias magníficas y también algunos chistes muy graciosos. Estos, les mostraron sus mascotas, eran pequeños jueguetes que los niños pierden y no los encuentran nunca más. Una de las  familias tenía de mascota a una pelota saltarina, que estaban muy contenta de ver a los niños.


Al llegar la noche los tres amigos se despidieron de los gnomos de jardín y volvieron a sus casa, no antes de hacer una promesa: ''Nunca, jamás de los jamases contaremos esto a nadie''. 



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