La sucesión. María Quintana Sosa

Érase una vez una aldea, cuyo rey era un brócoli: el señor Aurelio. Aurelio era un chico algo alocado, pero posiblemente los habitantes del lugar le habían elegido por su personalidad tan agradable y cercana.
Este señor brócoli tenía en mente un plan para encontrar sucesor, puesto que ya tenía 67 años y notaba su tronco algo desgastado. Por ello, organizó un concurso de cocina. Se le ocurrió que tal vez, esta sería la mejor manera de encontrar al candidato indicado.
Llegó entonces el día, más de 200 hortalizas (e incluso algún que otro hombre) se presentaron. Uno de ellos destacó por aparecer en un enorme coche de fórmula 1, pero en cuanto a la cocina... dejó mucho que desear.
Anacleto, un chico de veinti poco años que acompañaba siempre a Aurelio, sería el encargado de probar todas las elaboraciones, ya que el rey confiaba en él más que en nadie en el mundo.
Llegó entonces el momento tan esperado... Anacleto, iba acercándose poco a poco a los diferentes platos que encontraba. Mucho le costó tomar una decisión, hasta que finalmente se pronunció:
-Escogeré a estos dos hombres. Veo que según lo que pone en la pegatina que lleva en su hombro... El primer hombre elegido se llama Rapel, y creo que ha acertado mucho al elaborar este arroz a la cubana. No obstante, tenemos un claro ganador, ¡cuyo nombre parece ser Zeus! ¿Cómo te sientes, joven Zeus?

El chico, de corta edad, dejó a todos boquiabiertos, pues ocurrió algo que nadie esperaba. De repente, se agarró del pelo y comenzó a hacer un gesto un tanto extraño. ¡ZEUS ERA UNA CHICA! Y lo que estaba haciendo, era quitarse el peluquín de hombre. Su nombre real era Macarena, y su sueño siempre había sido ser cocinera profesional.
Por ello, Aurelio decidió nombrarla reina oficial, además de ofrecerle un maravilloso curso de cocina en la India.
Al fin, todos entendieron que las apariencias engañan y que un sueño puede servir de inspiración. 

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